Miles de empresas, cada vez más, adoptan un sistema de computación cloud. Todo el mundo habla de pasarse a la nube, pero, ¿qué significa exactamente? Y ¿por qué pasarse a la nube? ¿Qué ventajas aporta?
Vamos a resolver estas dudas en este post. Sigue leyendo para descubrir por qué la nube es más eficiente y más segura, la mejor opción para la inmensa mayoría de negocios.
¿Qué significa pasarse a la nube?
Pasarse a la nube es migrar la arquitectura informática de una empresa hacia una infraestructura remota. Y esto, que suena como algo intangible, tiene un montón de ventajas tanto para las empresas como en la vida privada.
Cuando decimos que un programa funciona en la nube, significa que puede utilizarse sin descargar ni instalar ningún software en el equipo que se está utilizando para operar ese programa. Una conexión a internet es suficiente para poder acceder a este tipo de aplicaciones.
Como usuario, seguramente ya estás utilizando la nube. Por ejemplo, cada vez que accedes a Gmail estás utilizando un servicio que no requiere ninguna instalación en tu ordenador. Cada vez que quieras utilizarlo, puedes acceder desde cualquier dispositivo con tu usuario y tu contraseña, da igual donde estés. Solo necesitas una conexión a internet.
Del mismo modo, las empresas que se pasan a la nube pueden dejar atrás la infraestructura física de almacenamiento de datos y disfrutar de la flexibilidad que ofrece la nube.
¿La nube es “siempre” la mejor opción?
Hay algunos casos en los que la nube no es la opción más recomendable, pero son minoría. Por ejemplo, si tu negocio no está creciendo y no te planteas crecer en un futuro próximo, quizá no merece la pena hacer el esfuerzo de migrar a la nube.
En cuanto a la seguridad y privacidad, los proveedores de servicios de cloud computing están preparados para cumplir cualquier requerimiento, pero hay sectores donde establecen políticas de almacenamiento de datos muy restrictivas.
Por ejemplo, en el sector financiero, se limitan las posibilidades de almacenamiento, añadiendo restricciones geográficas o tecnológicas.
Si tu negocio no tiene su crecimiento limitado por ninguna circunstancia y no está sujeto a restricciones específicas, entonces sí: la nube es la mejor opción para ti.
5 ventajas principales que aporta la nube
- Flexibilidad:
La nube permite que el equipo trabaje desde cualquier ubicación y utilizando cualquier dispositivo. Y esto es algo que cobró una importancia especial durante la pandemia. Las consecuencias del confinamiento fueron mucho más leves para las empresas que utilizaban computación cloud, revelándose que estaban mucho mejor preparadas para afrontar los cambios rápidamente.
- Escalabilidad:
El servicio cloud puede ajustarse rápidamente a los cambios en las necesidades de la empresa. No hay límites. Aumentar la capacidad de almacenamiento de datos es tan sencillo en la práctica como contratar más espacio, y la ampliación se puede aplicar en tiempo real.
- Ahorro de costes:
El proveedor del alojamiento cloud es quien se encarga de mantener la infraestructura que da soporte al servicio. Esto es una gran ventaja si lo comparamos con el modelo tradicional de IT: la empresa se ahorra los gastos de mantenimiento y los quebraderos de cabeza.
Tu equipo podrá dedicarse a tareas más importantes y que aporten más valor sin tener que preocuparse de las actualizaciones o caídas de sistema.
También a la hora de empezar, la inversión inicial es menor si te decides por una solución cloud que si instalas infraestructura tradicional de IT.
- Versatilidad
El mercado actual es, sobre todo, cambiante. Quizá sea esta su característica principal. La nube hace posible que, por ejemplo, arrancar con un nuevo proyecto de implementación de software de gestión empresarial sea más rápido. Es la solución para afrontar cualquier redimensionamiento con rapidez y eficacia.
- Seguridad
Aunque se tiende a pensar lo contrario, la nube ofrece mejores medidas de seguridad que cualquier red privada.
La nube permite de forma más fácil controlar y limitar los accesos a la red corporativa, así como rastrear y registrar todas las operaciones. Además, el proveedor del servicio garantiza una serie de estándares de seguridad difíciles de cumplir en un espacio privado.
Los proveedores cloud se protegen ante desastres naturales, problemas locales o ciberataques a un nivel que ningún usuario privado se plantea siquiera.
¿Cuáles son los 3 tipos de nubes?
Hay tres tipos de nube, IaaS, PaaS y SaaS. Estas palabras son los acrónimos en inglés de “Infraestructura como servicio”, “Plataforma como servicio” y “Software como servicio”.
Estas tres modalidades de servicio sirven, en esencia, para lo mismo: facilitar el flujo de datos a través de internet. Todos ofrecen la ventaja de la escalabilidad y permiten pagar el servicio en función del uso que se haga del mismo. Las diferencias están en el nivel de control que se puede ejercer sobre el funcionamiento de las aplicaciones y la infraestructura.
- Cuando se contrata la infraestructura como servicio (Iaas), el usuario se conecta a la red mediante una clave y accede a los servidores, la virtualización de puestos y el almacenamiento de datos a través de internet. Funciona como un alquiler, donde los proveedores se encargan de las reparaciones y la solución de problemas, y el cliente, del sistema operativo y las aplicaciones que necesite.
- La plataforma como servicio (Paas) permite acceder al usuario del servicio a la infraestructura, las herramientas de desarrollo y las aplicaciones web, evitando los gastos y los problemas de comprar y gestionar estos servicios, así como las licencias de software.
- La modalidad ‘Software como servicio’ o Saas permite al usuario acceder al servicio despreocupándose completamente del software, mediante el pago por uso. El proveedor se encarga de administrar tanto el hardware como el software, y muchas veces también de garantizar el buen funcionamiento de las aplicaciones. Esta modalidad es perfecta para emprender, ya que permite minimizar los costes iniciales.
A la hora de elegir entre los diferentes servicios que se prestan en la nube, las empresas deben valorar cuáles son sus necesidades de control, seguridad y latencia. Lo mejor es contar con asesoramiento especializado para tomar la decisión que mejor encaje en cada caso.
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